De
la geografía digital a la enciclopedia geográfica impresa*
I.
La
forma en que la geografía analiza el mundo que la rodea ha cambiado
bastante a lo largo de los años. Nuevas maneras de estudiar la
relación del hombre con su espacio se imbricaron con novedosas
técnicas para recabar datos, así también con formas de comunicar
su volumen creciente. La tecnología digital y el desarrollo de
Internet han impactado profundamente en las ciencias que estudian el
territorio, tanto en el ámbito de la enseñanza, como en el de la
divulgación al poner a disposición de un público más amplio mayor
cantidad de información.
Existe
una multiplicación de imágenes del mundo con un acceso cada vez más
rápido a las mismas, al menos para quienes tienen la posibilidad de
acceso a las tecnologías de la información y comunicación (tic).
Es por esta razón que los datos georreferenciados -datos que se
relacionan con un posicionamiento en la superficie terrestre-
adquirieron una mayor demanda de organización, para lo cual existen
emprendimientos dedicados a brindar estos servicios, algunos muy
conocidos como Google Earth o Virtual Earth. La representación que
tenemos del espacio terrestre no es ajena en parte alguna a estas
imágenes a las que accedemos en forma de noticias, lugares exóticos,
curiosidades, etc.
Imaginemos
por un instante cuál podía ser la visión que del espacio se tenía
antes de esta revolución geotecnológica. Un papel importante en esa
construcción de representaciones la tuvieron sin duda las
enciclopedias dedicadas a acercarnos noticias e información sobre
paisajes, regiones, costumbres, lugares a los cuales no se accedía
fácilmente, por más cercanos que estuvieran. Si pudiéramos
remontarnos a los años ´50 -lo cual no parece tan lejano en la
historia de la ciencia- podríamos observar que entonces las cosas
fueron un poco diferentes a como son ahora.
En
ese pasado que evocamos se editó una enciclopedia -más precisamente
una suma- que se llamó "La Argentina. Suma de Geografía".
La misma salió al público en 9 tomos desde 1958 hasta 1962, editada
por la casa Peuser. Uno de los objetivos principales que tuvo fue
actualizar
el conocimiento que sobre el territorio se tenía hasta el momento.
Ya desde el prefacio escrito por los editores se advertía que el
libro estaba destinado a llenar un vacío en la literatura científica
del país. Tal vacío sería el de contar con información precisa y
abundante ante la necesidad de que los emprendimientos editoriales
cooperen en la construcción de la ciencia argentina suministrando un
instrumento serio y preciso para la investigación.
II.
Un
entramado
complejo que relacionamos con el momento histórico en que fue
pensada la enciclopedia a finales de los años 40´s constituyó las
condiciones de producción de esta enciclopedia que estuvo bajo la
dirección de Francisco de Aparicio y Horacio Difirieri y en la que
trabajó un nutrido grupo de especialistas en "pensamiento
territorial" marginado -o que se sentía excluido- de las
instituciones oficiales de la ciencia al momento de recabar y
preparar la información. La
peculiar vinculación entre
el campo geográfico y el campo político que se produjo ante el
hecho peronista contribuyó a definir perfiles marcados de las
disputas académicas. Las
fuertes antinomias crearon dos campos de alianzas; se trató de dos
espacios de desarrollo intelectual de la geografía que quedaron
constituidos y posicionados en fuerte oposición. Por una parte, el
grupo de profesores que permaneció en la Facultad de Filosofía y
Letras de la UBA y que fue parte activa en el proceso que llevó al
reconocimiento de de la carrera dentro de instituciones
universitarias; por otro, el grupo vinculado a la figura de Francisco
De Aparicio, el cual realizó la labor de la primera enciclopedia
académica de la geografía y estuvo relacionado con la reformulación
de la carrera luego de 1955.
Las
opciones político partidarias de los grupos en pugna coincidieron,
de alguna manera, con diferencias entre científicos naturalistas
(concepción en la cual la geografía poseía un carácter más
físico
en la interpretación del territorio) y aquéllos más volcados a
explicaciones en las cuales la construcción del espacio tenía
fundamentos humanísticos.
Estas dos perspectivas nos señalan el perfil que se estaba forjando
dentro de la disciplina en momentos en que se iniciaba la
institucionalización y en circunstancias en las que se delineaba una
identidad diferenciada de otros profesionales de las ciencias de la
tierra. La Suma,
por
tanto, se vinculó con una opción por un pensamiento más humanista
dado que por primera vez aparecen temas que se vinculan a lo que
entonces se denominaba geografía humana.
Esta
obra monumental adquirió un doble carácter. Si por una parte se
inscribió en la búsqueda de construcción de una ciencia
especializada, por otro lado apuntó a ser material de consulta para
lectores ilustrados, aunque legos en la materia. De esta manera
imaginaron un lector ideal: los hombres de ciencia que dispondrían
de una obra abarcativa y minuciosa, propia también para la
enseñanza, y dirigida a aquel público cultivado que fuera el
principal nicho de consumos culturales en pleno proceso de ampliación
del público lector que se estaba produciendo en esa época.
La
idea de contar con información que tuvo aquél emprendimiento no nos
aleja de las motivaciones actuales, por más ceros y unos que
detenten los datos digitales. En todo caso, podemos intentar explicar
las necesidades particulares a las que obedecía esa búsqueda, bajo
qué teorías se realizaba y qué representaciones del país se
brindaban en ese momento.
La
experiencia editorial de la enciclopedia legitimó las posiciones de
los autores frente a otros sectores académicos. Así mismo, esa
posición fue construida en consonancia con una agenda de temas y
problemas de investigación que las determinaciones históricas
reclamaban. Las mismas se relacionaron con cierto optimismo por el
papel del Estado como articulador del crecimiento del país, con una
intención de hacer dialogar los aspectos culturales con los
naturales para describir las formas en que un grupo humano se había
organizado y, en ese sentido, con una profunda convicción sobre la
necesidad de conocer las potencialidades del país para un mejor
aprovechamiento de los recursos en función del desarrollo. ͏
* Nota publicada en Enlace Universitario -espacio
de la Universidad Nacional de Mar del Plata en Diario La Capital-
domingo 1 de julio de 2012, Mar del Plata. http://www.mdp.edu.ar/index.php?key=6405