jueves, 19 de septiembre de 2013

Tertulias geográficas

Octubre - noviembre de 2013. Departamento de Geografía, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata





Tertulias geográficas


martes, 6 de noviembre de 2012

Espacios en descomposición. Lo público, lo privado y el Nuevo Cine Argentino



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Resumen
El Nuevo Cine Argentino supo representar en la pantalla ciertos cambios en la forma de hacer cine, como así también lo hizo en la forma en que son enunciadas transformaciones profundas de la sociedad argentina. Las desarticulaciones en las relaciones sociales producidas por el nuevo capitalismo tuvieron un impacto profundo en la manera de relacionar las esferas de lo público y lo privado. En este contexto, es pertinente postular que la erosión del sentido de lo público tuvo su correlato en el repliegue hacia la intimidad y sus identidades atomizadas, legitimadas y susceptibles de ser contadas.
Consideramos que éste es un cine de lo ruinoso, de los vestigios de lo que quedó, porque posa su atención en armar relatos con los restos del proceso económico social de la década del noventa. En el análisis de La ciénaga, de Lucrecia Martel y Mundo grúa, de Pablo Trapero, encontramos dos formas diversas y complementarias de acceder al problema de la mutación de lo público y lo privado y al movimiento de sus límites, pero ambas películas, con sus diferentes modos, van a dar cuenta del desgarro del tejido social.



En:

Revista Tram[p]as de la Comunicación y la cultura

Número  71 - Julio/agosto 2012



sábado, 27 de octubre de 2012

La muerte y después, Kirchner y la invención polítca


**(Estas líneas son una versión retocada de lo que escribí días después de la muerte de Néstor Kirchner)


I.

  La muerte obligó a tempranos balances. El paso de los días hizo posible poner en una perspectiva más amplia el recuerdo. Así cristalizaron algunos sentidos que armaron un nuevo mapa de disputa en donde ubicar el propio sentir. Es esperable, en todo caso, que sucedan nuevas construcciones acerca de lo que es legítimo creer alrededor de una falta que se llena de presencias.
  Si me atrevo a poner la primera persona sobre todo en esta reflexión es porque creo que lo que apareció con más fuerza ante una muerte insospechada es el registro de la emotividad. Es muy difícil esperar la muerte; tan difícil como la operación de realizar observaciones pertinentes al respecto. Muerte súbita, dijeron los médicos. Mediante este hecho que tomó por sorpresa al ámbito de lo político, se asistió con el cuerpo a lo que tal vez haya sido una invasión del sentir hacia la palabra en esta muerte, que es política.
 
II.

 La figura de Kirchner es susceptible de ser colocada como la de un emergente de la crisis de 2001 que supo interpretar un momento bisagra en la historia argentina. Algo pasó desde la consigna del “que se vayan todos” a la masividad que rodeó su velatorio. Lo peligroso de la consigna de aquellos días fue el desprecio por la política que implicaba. Eso dio lugar al desembarco de más de un aventurero en lugares de decisión pública o en condiciones de ejercer presión, algunos ya apenas recordados, otros en carrera y algunos reciclados. Es posible pensar que también abrió la puerta a ensayar formas novedosas de representación de lo colectivo. Algo pasó. De la indiferencia a la discusión. Del desprecio a la expresión de dolor más grande en muchos años. Y en eso bastante tuvo que ver Néstor Kirchner, quien supo captar demandas sociales de las cuales se hizo cargo con el aparato del Estado.
  Este fallecimiento impactó en el mismo centro gravitatorio de lo político, en tanto y cuanto el cuerpo calló para que otros vengan a hablar por él. El muerto muere para expresar una razón, no lo hace en vano. En esta perspectiva, resultó curioso observar las primeras batallas por el sentido de este hecho. Nuevas presencias de Kirchner se erigieron y erigirán en su ausencia. Desde el amplio arco que podríamos denominar opositor, Kirchner muere siendo presa de sus peores defectos. Su soberbia y omnipotencia habrían sido más elocuentes que sus médicos a la hora del consejo. Aunque hay que decir que el respeto oportunista de ocasión en algún caso hizo que donde antes se tildaban a sus modos de crispados y violentos se transformaran luego en pasionales y vehementes. Por otro lado, en una rápida lectura de los enunciados afines al gobierno se postuló una lectura cristiana de su muerte. Kirchner es el hombre que entrega la vida, que pone en juego su corazón -con toda la dimensión de la palabra- por nosotros, para absorber nuestros pecados y que los cobardes beban del ejemplo. Es la idea del sacrificio, no por el lado del esfuerzo -o no sólo por ese lado-, sino por su vertiente más trágica, tan cara a la historia de nuestro país como a los propios coetarios de Kirchner.

 III.

  Es política esta muerte principalmente porque tuvo la capacidad de interpelar a una conciencia colectiva. Obligó a movilizar sentimientos que devinieron en toma de posición; en primer lugar ante la ausencia pero, sobre todo, para intentar proposiciones acerca de cómo es posible pensar la Argentina. Ese posicionarse al que referimos acaso también significó la búsqueda de un lugar en el espacio público: cientos de miles de personas salieron a la calle. Y sobre este punto es preciso tomar nota.
  La movilización popular en la despedida del ex presidente transgredió los parámetros estereotipados de la participación. Y esto sorprendió a propios y ajenos. Sin embargo, visto en retrospectiva, una muestra de esto pudo verse en el acto de la Juventud Peronista en el Luna Park y en los festejos por el Bicentenario. En el primero, la gran participación de jóvenes en un espacio militante ahuyentó en parte la idea de la apatía de nuevas generaciones en relación al compromiso. En cuanto al festejo patrio, resultó llamativa la gran convocatoria, la cual hizo replantear las potencialidades de una instancia colectiva, tan necesaria para todo programa político que tenga la pretensión de ser transformador. No obstante, en los días del velatorio de Kirchner, algo explotó. Emergió bajo el signo de lo novedoso.
  Los militantes encuadrados se diluyeron en un mar de gente que no militaba pero sí, por supuesto, estaba participando. Pareció abrirse el piso por el que brotaba gente queriendo dar su largo adiós. La metáfora peca de pereza intelectual, pero bien sirve a los efectos de subrayar la aparición en escena de corrientes subterráneas de la sociedad. Si bien el Kirchnerismo supo tejer puentes con la militancia de los `70, tanto por un sentido de pertenencia generacional como por el tono épico dado a algunas de las batallas libradas, el protagonismo de los jóvenes en estos días llama a reflexionar acerca de cómo caló su discurso para que los mismos se sintieran llamados a salir a las calles a expresar emoción.
 
IV.
 
  No sólo de un lado se estuvo reparando en este fenómeno. En algún momento se sale del síndrome del aveloriado, uno descansa y piensa mejor. A la congoja del duelo le puede suceder una mayor organización. Y eso asusta. Entonces es cuando se escucha a un Mariano Grondona advirtiendo sobre la mímesis deshistorizada de nuestros pibes con las juventudes hitlerianas. En este contexto, el desafío del kirchnerismo debiera estar en el esfuerzo de dar contención política a nuevos sujetos históricos o, en todo caso, a nuevas formas de participación que se vislumbran. Restará ver, acaso, si la corriente política ecléctica e intuitiva que vigorizó con la rapidez que exigieron los tiempos, podrá estar, ahora, a partir del momento de su muerte, a la altura de la invención desatada de su figura.

martes, 28 de agosto de 2012

lunes, 27 de agosto de 2012

Historia de la Geografía - Notas Audiovisuales 1 -





Historia de la Geografía - Notas audiovisuales 1 - Introducción a las Teorías de la Geografía





Historia de la Geografía, Notas Audiovisuales - Nahuel Montes / Cátedra: Teoría y Método de la Investigación Geográfica / Grupo de Investigación Instituciones de la Geografía, Departamento de Geografía, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata